(1821-1910)
País: Francia - Época: Romanticismo
Camille Saint-Saëns - Havanaise, canción.


Pauline Viardot García



(París, 1821- id., 1910) Cantante francesa de origen español. Hija del cantante y compositor Manuel García. Poseedora de una gran extensión de voz, cantó como soprano, mezzosoprano (su verdadero registro) y contralto.

Fue un personaje extraño y dispar. Siguiendo la herencia paterna, cantó en Londres su primera Desdémona (del Otello, de Rossini) tan sólo a los 18 años. El rol, ciertamente empeñativo, la consagró como la gran intérprete mundial del aria del Sauce . El hecho de haber sido primera figura de la Ópera de San Petersburgo durante muchos años, la acercó a personajes centrales de la música rusa, tales como Rimski-Korsakov, Chaikovsky y Mussorgsky. De sus interpretaciones, que abarcaron la mayor parte del repertorio de su época, destacan Il Profeta (1849), de Meyerbeer, y Orpheo (1856), de Gluck. Se retiró de la escena en 1861, pasando a ejercer la enseñanza. Fue también pianista y compositora, y autora de varias operetas.

La artista mantuvo una estrecha relación con Massenet, Gounod y, particularmente, con Gabriel Fauré. Este último llegó a comprometerse en matrimonio con la hija de Viardot, de nombre Marienne, y es sabido que el episodio depresivo sufrido por el gran compositor de mélodies françaises estuvo asociado con la ruptura de tal compromiso. Bajo dicha influencia, Fauré compuso dos de sus más geniales mélodies : Les berceaux (Las canciones de cuna) y Aprés un rêve (Después de un sueño) Viardot-García abordó la composición con notable seriedad y rigor. De su pluma surgió la ópera cómica Le dernier sorcier (El último brujo), a la par de una importante cantidad de mélodies , provenientes de textos de diferentes autores. Las melodías más conocidas son tal vez Havanaise, Hai luli! y Les filles de Cadix , cuyo texto le fue dedicado por el propio Alfred de Musset. Otras de sus melodías –en su momento enormemente populares– son L’Absence, C’est moi, e Ici-bas tous les lilas . Pauline Viardot, George Sand, Lola Montes y La Belle Otero fueron incipientes muestras de una liberación de género que resultaba imperativa a la altura de los tiempos. En honor de la artista, pero en especial de la Mujer, nos permitimos citar los versos terminales de los Poemas en prosa , de Turgénev, a ella apasionadamente dedicados: "¡Quédate y déjame participar de tu inmortalidad, o deja caer en mi alma un reflejo de la misma!".