Johan Gustav Emil Sjögren
Emil Sjögren nació en Estocolmo el 16 de junio de 1853. A los 16 años se matriculó en la Real Academia Sueca de Música, donde estudió hasta 1874 con Hermann Johan Berens (armonía), Johan Hermann Mankell (órgano) e Hilda Thegerström (piano). En el Conservatorio de Berlín, estudió composición con Friedrich Kiel de 1879 a 1880. La primera canción de Sjögren data del período de hiato en sus años de estudiante, son los 4 Poemas, Op. 1 (1876), y 3 Canciones, Op. 2 (1877). Las canciones Op.22, sobre textos de Jens Peter Jacobsen, supuso un marcado progreso en sus armonías y una profundización del lenguaje expresivo. Para entonces ya había pasado mucho tiempo en el extranjero y había absorbido la influencia de
Franck y otros compositores frenceses y de otras nacionalidades.
En 1891 Sjögren dejó su puesto de organista en la Iglesia Reformada Francesa de Estocolmo, donde había servido desde 1881, y aceptó el puesto de organista en la Iglesia de San Juan, también en Estocolmo. A lo largo de la década de 1890 Sjögren viajó con frecuencia a París y de 1901 a 1914 apareció regularmente allí en conciertos. Sus canciones sobre textos de Li-Tai-Po Op.54 de 1911, exhiben la imaginación del compositor con su hábil sentido del exotismo y la invención armónica. Sjögren mantuvo su puesto de organista en San Juan hasta su muerte el 1 de marzo de 1918.
Emil Sjögren fue mejor conocido por sus canciones, aunque también escribió un cuerpo significativo de obras para piano, órgano y coro. Podría decirse que fue el mejor compositor lieder sueco de su generación y uno de los mejores que su país jamás produjo. Fue muy prolífico en el género y escribió alrededor de 200 canciones en total, muchas todavía muy populares entre el público sueco y un buen número de ellas muy apreciado por críticos y musicólogos. La escritura vocal de Sjögren evolucionó a lo largo de los años desde su estilo nacional sueco temprano, a otro que recuerda el lied de
Schumann, y luego a un estilo maduro que incorporaba un enfoque más cosmopolita, con un guiño notable a la música francesa, particularmente a Franck. Su música para piano también se convirtió en una amalgama bastante sofisticada, pero igualmente influido por músicos franceses, especialmente
Saint-Saëns y Fauré. Sin embargo, Sjögren fue muy imaginativo y bastante original en su madurez logrando transmitir a sus canciones un lenguaje expresivo más propio.
