Claude Debussy (1862-1918)
Compositor francés cuyas innovaciones armónicas abrieron el camino de los radicales cambios musicales del siglo XX. Fue el fundador de la denominada Escuela Impresionista de la música. Nació en Saint-Germain-en-Laye el 22 de agosto de 1862 y se formó en el Conservatorio de París, donde comenzó a estudiar a los diez años. En 1879 viajó a Florencia, Venecia, Viena y Moscú como músico privado de Nadejda von Meck, mecenas del compositor ruso
Tchaikovsky. Durante su estancia en Rusia conoció la música de compositores como
Borodin,
Balakirev y
Mussorgsky, así como el folclore ruso y gitano. Debussy ganó en 1884 el codiciado Grand Prix de Roma por su cantata El hijo pródigo.
PRIMERAS OBRAS
Durante la década de 1880, las obras de Debussy se interpretaron con frecuencia, y a pesar de su por entonces naturaleza controvertida se le empezó a valorar como compositor. Entre sus obras más importantes cabe destacar el Cuarteto en sol menor (1893) y el Preludio a la Siesta de un Fauno (1894), escrita a los 32 años y basada en un poema del escritor simbolista Stéphane Mallarmé. El músico fue un lector de Charles Baudelaire, Paul Verlaine y otros; la música que Debussy componía tenía una afinidad esencial con la obra de estos maestros de la literatura, así como con la de los pintores impresionistas. Por eso era asiduo visitante de Mallarmé. Su ópera Peleas y Melisande, basada en la obra teatral del mismo nombre del poeta belga Maurice de Maeterlinck, de 1902 le otorgó a Debussy el reconocimiento como músico de prestigio. Entre 1902 y 1920 Debussy compuso casi de forma exclusiva obras para piano. De su producción de este periodo destacan Estampas (1903), L'île joyeuse (1904), Imágenes (dos series, 1905 y 1907) y varios preludios. En 1909 le diagnosticaron un cáncer del que murió el 25 de marzo de 1918 durante la I Guerra Mundial. La mayoría de sus composiciones de este período son para música de cámara. Entre ellas tenemos el extraordinario grupo de sonatas (para violín y piano, violonchelo y piano, y flauta, viola y arpa), en las que la esencia de su música se acerca al estilo neoclásico.
PRECURSOR DEL ESTILO MODERNO
La música de Debussy, en su fase de plena madurez, fue precursora de gran parte de la música moderna y lo convirtió en uno de los compositores más importantes de finales del siglo XIX y comienzos del XX. Sus innovaciones fueron, por encima de todo, armónicas. Aunque no fue él quien inventó la escala de tonos enteros, sí fue el primero que la utilizó con éxito. Su tratamiento de los acordes fue revolucionario en su tiempo; los utilizaba de una manera colorista y efectista, sin recurrir a ellos como soporte de ninguna tonalidad concreta ni progresión tradicional. Esta falta de tonalidad estricta producía un carácter vago y ensoñador que algunos críticos contemporáneos calificaron de Impresionismo Musical, dada la semejanza entre el efecto que producía esta música y los cuadros de la Escuela Impresionista. Debussy no creó una escuela de composición, pero sí liberó a la música de las limitaciones armónicas tradicionales. Entre otras obras importantes destacan la música incidental para El Martirio de san Sebastián, (1911) de Gabriele D'Annunzio, la Música para Ballet Juegos (1912), el poema orquestal La Mer (1905) y las canciones Cinq poèmes de Baudelaire (1889).
