Karl Maria von Weber
(Eutin, actual Alemania, 1786-Londres, Gran Bretaña, 1826) Compositor, pianista y director de orquesta alemán. Karl Maria von Weber es considerado, junto a
Schubert y
Beethoven, el más destacado representante de la primera generación romántica de músicos alemanes.
Nacido en un ambiente musical –su padre era violinista y maestro de capilla en Eutin, y su madre, una buena cantante–, Weber fue un niño prodigio que a los doce años de edad dio a conocer sus primeras obras. Alumno de
Michael Haydn en Salzburgo y del abate Vogler en Viena, sus aptitudes le hicieron sobresalir no sólo en la composición, sino también en la práctica del piano y la dirección orquestal, disciplina ésta de la que llegó a ser un consumado especialista, ocupando desde 1816 hasta su muerte el cargo de director musical de la Ópera de Dresde.
Desde fecha temprana, Weber se sintió atraído por la creación operística, en la que cosecharía sus mayores triunfos, hasta el punto de que su aportación en este terreno ha eclipsado sus valiosas incursiones en otros géneros. En 1802 había compuesto ya tres óperas. En 1810 vio la luz Silvana, un ambicioso trabajo en el que se anunciaban las características que definirían
El cazador furtivo, la obra que le valió ser considerado el padre de la ópera nacional alemana.
Partiendo del tradicional esquema del singspiel, caracterizado por la alternancia de partes cantadas y declamadas, el compositor consiguió una partitura en la que las danzas y coros de inspiración popular, al empapar toda la acción dramática, constituían la verdadera esencia de la música.
Consciente del valor de su obra, Weber siguió la senda abierta en El cazador furtivo en su siguiente trabajo escénico,
Euryanthe, una «gran ópera heroico-romántica» que ejerció una influencia decisiva en la evolución del joven
Richard Wagner, pese a no despertar el interés del público por su endeble libreto. En Euryanthe el compositor se separa de la tradición del Singspiel alemán, elborando una ópera sin interrupciones de diálogos hablados.
La tuberculosis puso fin a su vida prematuramente en Londres, donde se había trasladado para asistir al estreno de su última aportación lírica,
Oberón, a la que había dedicado un enorme esfuerzo en contra de la opinión de sus médicos, lo que acabó con su salud.
